Este sábado, en clase, Mustafá me pidió que le conjugara un verbo en pasado, presente y futuro. Pero no un verbo cualquiera. Él quería la conjugación del verbo huir. Esto no tendría mayor trascendencia de no ser porque Mustafá es uno de los inmigrantes ilegales a los que doy clases de español. Uno de tantos que van dando tumbos por nuestro país, sin techo, sin familia, sin dinero, sin trabajo y sin papeles, tras haber salido “por patas” de su tierra, Mali.
Yo agaché la cabeza, no quise preguntar… tragué saliva, suspiré hondo y empecé a escribir en una pizarra Vileda las tres conjugaciones.
Tras esto me pidió que le tradujera al español el verbo “renvoyer”. Esto se me hizo en un principio menos duro. “Es reenviar”, le dije. Y Mustafá enarcó las cejas y me di cuenta de que para él algo no encajaba en lo que le decía. A mí se me encogió el corazón, cuando, tras pensar unos segundos, proseguí: “claro, es “reenviar” si hablamos de objetos, pero si hablamos de personas, una buena traducción sería “repatriar”.
No quise saber, no quise preguntar. Sólo noté cómo el alma se me rompía en pequeños pedazos mientras Mustafá, aplicado como es cuando se pone, copiaba mis conjugaciones escritas en la pizarra Vileda y me pedía con su eterna sonrisa que le deletreara “repatriar”.
Os quiero, feos, aunque me hagáis llorar.
Besos.
PS: Dedicado a la ternura que transmiten vuestras palabras, a su calor y a su sabor y dedicado al fuego en el que me he consumido tantas veces.
lunes, enero 29, 2007
domingo, enero 28, 2007
LA AMISTAD

" La amistad es, como la dignidad, una conquista de igualdad entre los seres humanos que ha costado mucho alcanzar. Su pérdida afecta a la integridad afectiva de la persona. Cuando se rompe, frágil como es su naturaleza y arduo su mantenimiento, la vida merece menos la pena.
La verdadera amistad es una conquista permanente, un bien trabajado al que hay que mimar con inteligencia y saber defender si llega el caso. Nuestros amigos, los de verdad, acompañan los deseos más íntimos, disfrutan con nuestros logros, sufren más de lo que creemos cuando el pesar nos atenaza el ánimo o la desgracia nos fulmina. Comparten la vida desde la absoluta libertad. Son capaces de aliviar frustraciones, enderezar un mal paso que dimos, apoyar la voluntad si flaquea y hacernos sentir en forma. Poseen el poder terapéutico del médico, la habilidad del mago, curan la melancolía pues provocan una sonrisa inocente y nos estimulan con su ingenio.
Es tiempo de que reivindiquemos la amistad como imperativo vital, como conquista de una sociedad avanzada. Sólo así alcanzaremos una paz sólida y la solidaridad será práctica común. Hagamos de nuestras relaciones de amistad sustento importante de nuestro estado de bienestar espiritual. Porque abandonados al amor de los amigos seremos más felices y, probablemente, mejores personas."
Del libro " Elogio de la amistad" de Ignacio Merino.
P.D. Espero que os guste.
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