jueves, febrero 08, 2007

Un cuento bonito para mis chicos bonitos

Cuenta una leyenda que una vez se reunieron todos los sentimientos de la Tierra. Cuando el Aburrimiento había bostezado ya por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso:
- ¿Por qué no jugamos al escondite?
La Intriga levantó la ceja y, sin poder contenerse, la Curiosidad preguntó:
- ¿Al escondite? ¿Y cómo es eso?
- Es un juego -explicó la locura- en el que yo me cubro la cara y empiezo a contar desde uno hasta un millón, mientras los demás se esconden. Cuando haya terminado de contar, el primero a quien encuentre ocupará mi lugar para seguir el juego.
El Entusiasmo bailó, secundado por la Euforia. Y la Alegría dio tantos saltos, que terminó por convencer, no sólo a la Duda, sino también a la Apatía, a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar. La Verdad prefirió no esconderse. (¿para qué? si al final siempre la acaban descubriendo...) La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo, lo que le molestaba era que la idea no había sido suya), mientras que la Cobardía prefirió no arriesgarse.
- Uno, dos, tres, cuatro... -empezó la Locura a contar.
La primera en esconderse fue la Pereza que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo, que con esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, pues cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: ¿un lago de aguas cristalinas? Ideal para la Belleza. ¿La grieta de un árbol? Perfecto para la Timidez. ¿El vuelo de una mariposa? Lo mejor para la Voluptuosidad. ¿Una ráfaga de viento? Magnífico para la Libertad... Pero finalmente se escondió en un rayito de sol. El Egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira! en realidad se escondió detrás del arco iris), y la Pasión y el Deseo, en el fondo de un volcán. El Olvido no recuerdo dónde se escondió.
Cuando la Locura contaba 999.999, el Amor aún no había encontrado sitio para esconderse porque todo estaba ocupado. Pero entonces vio un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.

- ... ¡y un millón! -contó la Locura, y por fin se puso a buscar.
La primera en aparecer fue la Pereza, apenas a tres pasos, debajo de una piedra. En un descuido, encontró a la Envidia, y a partir de ella pudo deducir dónde estaba el Triunfo.
Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él sólo salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de abejas.
De tanto caminar sintió sed, y al acercarse al lago descubrió a la Belleza.
Co
n la Duda resultó aún más fácil, porque estaba sentada en una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse.
Así los fue encontrando a todos: al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una cueva oscura, a la Mentira detrás del arco iris (¡mentira! estaba en el fondo de los océanos), y hasta al Olvido, que ya se le había olvidado que también jugaba.
Tan solo el Amor no aparecía por ningún sitio. La Locura buscó detrás de cada árbol del planeta, bajó por todos los arroyos y subió a todos los montes.
Y cuando estaba a punto de darse por vencida, vio el rosal. Tomó una vara y se puso a remover las ramas. De pronto se escuchó un grito de dolor: las espinas del rosal habían herido al Amor en los ojos.
La Locura no sabía qué hacer para disculparse. Lloró, rogó, imploró, pidió perdón e incluso se ofreció a ser su lazarillo.
Y desde entonces, desde que por vez primera se jugó al escondite en la Tierra, el Amor es ciego y la Locura SIEMPRE LO ACOMPAÑA.

BESOS,

Vuestra Zule

martes, febrero 06, 2007

Gracias Zule, eres un cielo, espero que todo te vaya bien. Besazos.

Enhorabuena

Mi enhorabuena a esa pedazo estudianta que ha terminado sus exámenes.
¡Ya nos contarás qué tal los resultados!
Besos a todos y a tí, que me lees en este momento, unos cuantos más.